RAZONES DE CUBA | Almagro: Cuba es otra historia, no se equivoque | Por Ana Hernández 24 febrero, 2017





Al parecer, más de 50 años de fracasos contra Cuba y su pueblo no le bastan a los poderes hegemónicos imperiales, y en su última provocación le echaron mano a un “peje gordo”, nada más y nada menos que al Secretario General de la Organización de Estados Americanos, OEA, Luís Almagro.

Ese jinete desde que subió al estribo del Ministerio de las Colonias Yanquis, como calificara en el año 1969 el Canciller de la Dignidad, Raúl Roa García,  ha dado muestras claras de su parcialización con la nación que le paga y le ofrece cobija al inescrupuloso ente regional creado  por Estados Unidos, para manipular en aquel entonces a los gobiernos en la América Nuestra.

En la Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, quedó bien claro que a la mayor de Las Antillas no le sorprenden las declaraciones y actos anticubanos de Almagro, pues, al  fin y al cabo, es una marioneta. En este señor se agolpan una y otra vez los desesperos de un imperio herido hasta la médula, pues a pesar de los intentos resurgidores de la rancia derecha en la Patria Grande, no se volverá a ser patio trasero del norte revuelto y brutal que siempre la ha despreciado.

Esta vez el pulpo fue demasiado lejos con sus tentáculos. Sin embargo, pero se encontró con un Gobierno y un pueblo dignos, que no “sacrificarían las  esencias por  las apariencias” y que no olvida la historia. Si en el lejano 1962, de manera solitaria, Cuba se alzó contra ese “cónclave inmoral”, como lo calificó nuestro invicto Fidel Castro, esta vez no será la excepción, lo que con la diferencia de que nos acompañan 55 años de batalla y de ejemplo para no pocas naciones del planeta.

El Sr. Luis Almagro se ha vendido al mejor postor, no solo contra Cuba, sino que ya lo hizo antes contra Venezuela, Ecuador y Bolivia. Mientras, en sus propias narices, los gobernantes de corte neoliberal y antipopulares como Argentina, Brasil y Paraguay hacen de las suyas.  Almagro guarda su maltrecha “Carta Democrática” en el mismo bolsillo donde irán a parar, al final de su mandato,  los marcados dividendos que el imperio yanqui deje caer por los “servicios prestados”.

Para el presidente de este mecanismo de dominación imperial, para los que le dictan el guión y para los que le pagan: Con Cuba esta es otra historia, es la historia de un pueblo que ni se rinde, ni se vende, es la historia de un pueblo que respeta para que lo respeten, de un pueblo de carne dura, donde se echan fuera los dedos atrevidos que pretendan hincarlo.

Por su parte, los que acompañarían al flamante Secretario General de la OEA en su premio, no merecen el privilegio de ser nombrados en estas breves líneas.