The New York Times | MÉXICO > 36 horas en Ciudad de México | Por VICTORIA BURNETT 29 marzo, 2016


Calle 5 de Mayo, donde inicia la caminata artística. CreditAdriana Zehbrauskas para The New York Times


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Para una capital con una historia tan larga y estratificada, hay muchas cosas nuevas en la Ciudad de México. Los rascacielos crecen como el bambú. Parece que cada semana abre un restaurante de moda, un hotel boutique o una tienda de comida gourmet. Pese al lúgubre humor nacional —la corrupción siempre parece cada vez más descarada y la violencia, en su mayoría relacionada con las drogas, persiste en muchas zonas— la ciudad conserva su encanto.
Hay planes extravagantes para nuevas áreas peatonales y para un aeropuerto nuevo; la feria de arte Zona Maco se ha convertido en una parada obligatoria para los comerciantes internacionales. La ciudad sigue siendo un lugar de contradicciones y de enorme desigualdad, con helipuertos para los ricos y desplazamientos de cuatro horas para los trabajadores; reductos de encanto art déco y kilómetros de fea extensión urbana; museos de vanguardia y escuelas sin computadoras. Pero la Ciudad de México es más cosmopolita que nunca, y es cuna de chefs, artistas y directores de cine de talla mundial, y atrae a europeos y latinoamericanos talentosos. En la era de las megalópolis, la capital mexicana está preparada para hechizar y desconcertar, para desafiar y encantar.
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Carla Fernández, sobre la avenida Álvaro Obregón, vende ropa geométrica con diseños atrevidos basados en tejidos mexicanos. CreditAdriana Zehbrauskas para The New York Times
Viernes
16:00
Paseo por la Roma
En la Roma, tapiceros y librerías de segunda mano se intercalan con zapaterías de diseñador. Toca el timbre en Fábrica Social para adquirir blusas y bolsos bordados a mano. Las etiquetas de precio indican el nombre del artesano y el número de horas requeridas para fabricar la prenda. Escoge mocasines hechos a mano o botas al tobillo en Goodbye Folk (aproximadamente 2600 pesos, o 146 dólares) o pide que te los hagan a la medida. Compra un café o un exquisito pan de yema en La Puerta Abierta, una panadería diminuta, y después camina hacia la tienda de David Pompa, en donde se venden hermosas lámparas de cristal soplado a mano. Carla Fernández, sobre Álvaro Obregón, ofrece ropa geométrica atrevida basada en hilados mexicanos; o camina hacia el oeste hasta la boutique Condesa de Carmen Rión, que vende bufandas preciosas.
20:00
Nueva cocina mexicana
Acomódate en una banca del afable salón comedor de Quintonil, donde Jorge Vallejo se basa en ingredientes prehispánicos para producir una cocina mexicana elegantemente reinventada. Prueba la tostada con carne de cangrejo ahumada, limón, rábano y chile habanero o el filete en pulque, elaborado con savia de agave fermentada. Consiéntete con una margarita de tamarindo o con el clásico Quintonil (mezcal, limón, mandarina y amarantos). La cena cuesta alrededor de 850 pesos, sin bebidas; el menú de degustación de 10 platos cuesta 1150 pesos. Es obligatorio reservar los fines de semana.
22:00
Cantina genial
Covadonga, una cantina en la Roma con paredes color durazno, lámparas fluorescentes y meseros al viejo estilo, atrae una ruidosa clientela local que va a tomar cerveza o tequila los jueves y viernes, a conversar y a jugar dominó. Artistas, escritores y cineastas se mezclan con los veteranos; pese o debido a su estética abiertamente retro, el bar se ha puesto tan de moda que a menudo es utilizado para fiestas durante la feria de arte más grande de México (Zona Maco), que se celebra en febrero.
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Uno de los patios del Museo Franz Mayer CreditCredit Adriana Zehbrauskas para The New York Times
Sábado
9:30
Obsesión con el maíz
Gerardo Vázquez Lugo ha llevado a Fonda Mayora, su nueva empresa en la Condesa, la dedicación a la tradición y a los ingredientes locales que hizo que su restaurante Nico’s se convirtiera en un atractivo para los chefs. El jugo verde, una mezcla de nopal, apio y jugo de naranja, llega oscuro y espumoso. Prueba los huevos encamisados: huevos cocinados a la plancha dentro de una tortilla inflada, servidos con un sabroso guiso de frijoles (pide salsa roja, una salsa picante elaborada con jitomate y chiles guajillo). Las tortillas de aquí son excepcionales: Vázquez Lugo está obsesionado con el maíz, que se muele en el lugar. El desayuno cuesta alrededor de 250 pesos.
11:00
Tus rayas
Visite Telas Típicas, una tienda sencilla que vende ropa a rayas finas hilada en telares de madera en el estado de Puebla. La tela, un algodón crudo y fuerte, es apta para tapicería y cortinas, y resulta una ganga por 90 pesos el metro. Hable para confirmar que esté abierto.
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El propietario y artista de Street Art Chilango muestra cómo usar la pintura en aerosol.CreditAdriana Zehbrauskas para The New York Times
11:30
Paseo de arte
Las paredes de la Ciudad de México son un lienzo donde los artistas mantienen viva la tradición de muralismo del país. El recorrido semanal a pie de tres horas de Street Art Chilango revela el arte oculto a plena vista: un rostro a esténcil en un puesto de periódicos del artista colombiano Stinkfish; una mujer oaxaqueña contemplando una parvada de la colectividad oaxaqueña LaPiztola. Fundado en 2013, Street Art Chilango ayuda a los artistas a encontrar muros que puedan pintar “legalmente” y produce obras de arte a comisión. Reserva el paseo del sábado (200 pesos por persona) o un recorrido privado (100 pesos hasta ocho personas). Understand Mexico ofrece recorridos privados para hasta 10 personas por 50 dólares la hora; los expertos que busquen presentaciones personales con diseñadores y artistas pueden organizar una visita con Mexico Cultural Travel a partir de 350 dólares.
14:00
Al mercado, al mercado
No puedes ir a la Ciudad de México y dejar de comer en uno de sus muchos mercados. El puesto de carne de Meche y Rafael en el Mercado Medellín, en la Roma (Local 349), sirve suculentas carnitas (solo los sábados) y crujientes trozos de chicharrón. Camina entre las pirámides de frutas y las bolsas de chiles hasta llegar a Helados Palmeiro (Local 507), donde Eugenio, un biólogo molecular de La Habana, prepara deliciosos helados cremosos. El mercado de mercados es La Merced: un asombroso laberinto de verduras, fruta, piñatas, dulces, las herramientas que quieras, en una extensión de unos cuatro campos de fútbol americano, cerca del centro de la ciudad.
16:00
Colección en claustro
En una ciudad de museos extraordinarios, el Museo Franz Mayer es una joya pasada por alto. Mayer, un financiero nacido en Alemania, dejó en fideicomiso al Banco de México una colección de tres siglos de arte decorativo. Está situado en un precioso edificio del siglo XVIII que cuenta con un tranquilo claustro, que alguna vez fue un hospicio manejado por la orden de monjes de San Juan de Dios. No te pierdas el biombo del segundo piso que muestra el caos de la Conquista en un lado (ve esto primero) y, del otro, la prístina Ciudad de México que el artista (desconocido) pretendió hacernos creer que resultó después. La colección de plata incluye pequeñas copas de los siglos XVII y XVIII elaboradas con cáscaras de coco tallado y con pies de plata, usadas por la alta burguesía para beber chocolate. La entrada cuesta 45 pesos.
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La Docena, un espacioso restaurante con una barra de mariscos crudos.CreditAdriana Zehbrauskas para The New York Times
20:00
En su concha
Una ola de restaurantes de comida de mar y tierra ha irrumpido en Ciudad de México, y uno de los mejores es La Docena, un espacio ventilado con ventanales que van del piso al techo y cuyo nombre hace referencia a las ofertas de su barra de mariscos crudos. Si no quieres ostiones, empieza con un ácido cebiche estilo peruano o con un plato de camarones asados untados con ajo y paprika; sigue con una jugosa arrachera asada con una guarnición de papas fritas. La cena cuesta a partir de cerca de 600 pesos, sin bebida.
22:00
Cocteles en la Condesa
Ve a la Condesa para tomarte la del estribo en Baltra, un bar pequeño con iluminación suave y bebidas excelentes, incluyendo un Old George Sour, una fragante mezcla de tequila, pepino y cardamomo, o una Melissa, ginebra, citronela y menta. Después, sigue con Felina, un sitio tranquilo de la Condesa, tan discreto que muchos lo pasan por alto. Las noches del fin de semana, un DJ pone a la gente en movimiento. Si lo que busca es mezcal, échale un ojo a La Clandestina, un lugar pequeño, sencillo y nada pretencioso donde más de 20 mezcales son almacenados en botellones de 20 litros. Los cantineros te guiarán por la lista intimidante de mezcales elaborados con distintos tipos de agave, hasta que te caigas del banco.
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Felina, un bar relajado en la Condesa CreditAdriana Zehbrauskas para The New York Times
Domingo
9:00
Desayuno multitudinario
Lardo, la incorporación más reciente al imperio de restaurantes de Elena Reygadas, vibra con gente moderna y adinerada que da cuenta de los jugos frescos —de betabel con piña, de hibisco con jengibre— y los panes por los que su panadería, Rosetta, es justamente famosa (una empanadilla hojaldrada rellena con compota de higos; bollos dulces estilo brioche con romero). Siéntate en una mesa de madera o en la barra de cobre cepillado y sumérjete en un croque monsieur o en unos huevos escalfados con hoja santa, servidos en una pequeña olla de peltre. Llega temprano para ganarle a la fila. El desayuno cuesta alrededor de 200 pesos.
11:00
Oasis colonial
En una ciudad de tráfico intenso, las calles adoquinadas de San Ángel, flanqueadas por plumbagos florecientes y desordenados, están a un mundo de distancia. Comienza a caminar por las calles tranquilas como Santísimo, donde alguna vez tuvo su casa Rufino Tamayo, el finado artista contemporáneo, y donde todavía vive gente discretamente rica. El Museo Casa del Risco, en la Plaza San Jacinto, presume de una fuente de 7,3 metros de altura, decorada con cerámica y porcelana. Echa un vistazo al encantador Museo del Carmen (entrada: 52 pesos), un exmonasterio de las Carmelitas con una exhibición de la orden y una colección de momias. Incluso puedes refrescarte con una rasurada de 60 pesos con navaja de afeitar, toallas calientes y todo lo demás en Baños Colonial, una de las pocas casas de baño que quedan en la ciudad; esperemos que este sea el único peligro que corra en México.
Hospedaje
Downtown (Isabel la Católica 30, Centro; downtownmexico.com), un hotel del Grupo Habita situado en el Palacio de los Condes de Miravalle, una construcción del siglo XVII ubicada en el Centro, tiene 17 habitaciones espaciosas con techos abovedados de ladrillo. El complejo incluye un restaurante que se llama Azul Histórico y tiendas de artesanía fina, de chocolates y de diseñadores. El bar de la azotea ofrece vistas impactantes al Casino Español. Trae tus tapones para los oídos. La tarifa básica para una habitación “colonial” con cama king es de 262 dólares, más impuestos.
Casa Stella (Ámsterdam 141, Condesa; stellabb.com) es una lujosa casa art déco ubicada sobre la frondosa avenida Ámsterdam, en la Condesa, que cuenta con siete habitaciones sencillas y elegantes, excelente desayuno y personal amigable y complaciente. Los precios varían entre 79 y 173 dólares, más impuestos.
El popular Red Tree House (Culiacán 6, Condesa; theredtreehouse.com) tiene 17 habitaciones y se ubica en un punto intermedio entre un B&B y un hotel boutique. Las habitaciones sencillas cuestan 95 dólares, más impuestos; las suites son de 250 dólares, más impuestos.
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