Por Adalys Pilar Corresponsal/Bogotá
Bogotá, 20 may (PL) Celebrado en un momento trascendental para Colombia, el encuentro en Cuba entre la dirigencia de las FARC-EP y del ELN alienta los esfuerzos y aumenta las expectativas en torno a la posibilidad de alcanzar una paz completa.
Bogotá, 20 may (PL) Celebrado en un momento trascendental para Colombia, el encuentro en Cuba entre la dirigencia de las FARC-EP y del ELN alienta los esfuerzos y aumenta las expectativas en torno a la posibilidad de alcanzar una paz completa.
En proceso de desarme, la primera, y en medio de negociaciones con el Gobierno, la segunda; ambas guerrillas ratificaron entonces que persistirán en las gestiones para terminar el largo conflicto interno, prolongado durante más de medio siglo.
Al término de la reunión ocurrida a principios de mayo, las dos agrupaciones manifestaron su deseo de mantener el diálogo y establecer un mecanismo de coordinación permanente.
Se trató de la primera conversación cara a cara entre el líder de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, y el jefe del ELN, Nicolás Rodríguez, luego del histórico acuerdo de paz firmado el 24 de noviembre de 2016.
En esa fecha el presidente Juan Manuel Santos y el máximo dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), suscribieron el tratado definitivo para terminar los enfrentamientos y hostilidades entre ambas partes, fruto de casi cuatro años de conversaciones en la capital cubana.
Dicho documento contempla entre sus medidas la instauración del cese el fuego bilateral -ya vigente- así como el desarme de esos antiguos combatientes con supervisión de una misión política de Naciones Unidas.
Actualmente unos siete mil miembros de dicho movimiento permanecen concentrados en 26 lugares del territorio nacional con el fin de abandonar el armamento en su poder ypreparase con vistas a su reintegración a la vida civil.
Transcurridos más de dos meses del pacto con las FARC-EP comenzaron en Quito, Ecuador, las pláticas oficiales con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), menos numeroso que la otra organización pero igualmente activo por 50 años.
En busca de un convenio similar al elaborado en Cuba y rubricado en el capitalino Teatro Colón, ambas delegaciones iniciaron la segunda ronda de debates con la prioridad de delinearuna ruta dirigida a disminuir progresivamente el impacto de la confrontación hasta llegar al silencio de los fusiles.
Tanto políticos como analistas han insistido en que sin una concertación con el ELN será imposible conquistar un escenario de distensión completo y duradero.
El congresista Roy Barreras, negociador gubernamental en las citas con las FARC-EP, es partidario de que los tratos construidos en ese proceso inicial podrían ser útiles para el actual en aras no sólo de la agilidad sino de una necesaria convergencia en puntos como la justicia transicional (encaminada a sancionar a responsables de la guerra) y reparación a las víctimas.
Fue positivo para Colombia el encuentro entre ambas guerrillas, pues se trata de un único conflicto, en la medida en que todos entendamos que somos parte de un mismo esfuerzo para finalizar la contienda será mucho mejor; comentó a la prensa el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo.
El asesor gubernamental explicó que la implementación de los consensos logrados con las FARC-EP ofrece enormes oportunidades.
No queremos que el ELN se quede atrás, insistió.
Las FARC-EP, de origen campesino, y el ELN -nutrido en sus inicios con la incorporación de intelectuales, sindicalistas y religiosos defensores de la Teología de la Liberación- intentaron negociar en décadas pasadas un acuerdo de paz bajo la llamada Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, gestiones que no fructificaron.(Tomado de Semanario Orbe)
ga/ap
Al término de la reunión ocurrida a principios de mayo, las dos agrupaciones manifestaron su deseo de mantener el diálogo y establecer un mecanismo de coordinación permanente.
Se trató de la primera conversación cara a cara entre el líder de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, y el jefe del ELN, Nicolás Rodríguez, luego del histórico acuerdo de paz firmado el 24 de noviembre de 2016.
En esa fecha el presidente Juan Manuel Santos y el máximo dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), suscribieron el tratado definitivo para terminar los enfrentamientos y hostilidades entre ambas partes, fruto de casi cuatro años de conversaciones en la capital cubana.
Dicho documento contempla entre sus medidas la instauración del cese el fuego bilateral -ya vigente- así como el desarme de esos antiguos combatientes con supervisión de una misión política de Naciones Unidas.
Actualmente unos siete mil miembros de dicho movimiento permanecen concentrados en 26 lugares del territorio nacional con el fin de abandonar el armamento en su poder ypreparase con vistas a su reintegración a la vida civil.
Transcurridos más de dos meses del pacto con las FARC-EP comenzaron en Quito, Ecuador, las pláticas oficiales con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), menos numeroso que la otra organización pero igualmente activo por 50 años.
En busca de un convenio similar al elaborado en Cuba y rubricado en el capitalino Teatro Colón, ambas delegaciones iniciaron la segunda ronda de debates con la prioridad de delinearuna ruta dirigida a disminuir progresivamente el impacto de la confrontación hasta llegar al silencio de los fusiles.
Tanto políticos como analistas han insistido en que sin una concertación con el ELN será imposible conquistar un escenario de distensión completo y duradero.
El congresista Roy Barreras, negociador gubernamental en las citas con las FARC-EP, es partidario de que los tratos construidos en ese proceso inicial podrían ser útiles para el actual en aras no sólo de la agilidad sino de una necesaria convergencia en puntos como la justicia transicional (encaminada a sancionar a responsables de la guerra) y reparación a las víctimas.
Fue positivo para Colombia el encuentro entre ambas guerrillas, pues se trata de un único conflicto, en la medida en que todos entendamos que somos parte de un mismo esfuerzo para finalizar la contienda será mucho mejor; comentó a la prensa el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo.
El asesor gubernamental explicó que la implementación de los consensos logrados con las FARC-EP ofrece enormes oportunidades.
No queremos que el ELN se quede atrás, insistió.
Las FARC-EP, de origen campesino, y el ELN -nutrido en sus inicios con la incorporación de intelectuales, sindicalistas y religiosos defensores de la Teología de la Liberación- intentaron negociar en décadas pasadas un acuerdo de paz bajo la llamada Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, gestiones que no fructificaron.(Tomado de Semanario Orbe)
ga/ap
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