Por Roberto García Hernández
La Habana, 15 jul (PL) Con el argumento de responder a las pruebas de misiles balísticos por parte de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), Estados Unidos incrementó de forma sustancial sus actividades bélicas en la región Asia Pacífico en las últimas semanas.(PLRadio)
La Habana, 15 jul (PL) Con el argumento de responder a las pruebas de misiles balísticos por parte de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), Estados Unidos incrementó de forma sustancial sus actividades bélicas en la región Asia Pacífico en las últimas semanas.(PLRadio)
Junto a Corea del Sur, el mando castrense norteamericano realizó el 5 de julio un ejercicio con medios coheteriles, un día después de que Pyongyang informara el lanzamiento con éxito del cohete intercontinental Hwasong-14.
Según las autoridades norcoreanas, su prueba no afectó a ningún territorio vecino y forma parte de su derecho legítimo de autodefensa en correspondencia con el alza de la agresividad de Washington.
En ese contexto, las fuerzas armadas estadounidenses desplegaron en el teatro de operaciones el Sistema de Cohetes Tácticos superficie-superficie de largo alcance del Ejército norteamericano, conocido por las siglas ATACMS junto al surcoreano HyunmooMissile II.
Pocos días después, el 11 de julio, el Pentágono realizó una prueba -que calificó de exitosa- con el sistema de Defensa Anticoheteril de Gran Altura (Thaad) en el océano Pacífico, en medio de la tensa situación en la zona.
El entrenamiento simuló la respuesta a un 'ataque' de un cohete balístico norcoreano, misión que cumplió la Oncena Brigada de Artillería Antiaérea, con sede en Kodiak, estado de Alaska, que detectó y destruyó con un misil interceptor a un proyectil-señuelo lanzado desde un avión al norte de Hawai.
A principios de marzo de este año, Estados Unidos comenzó a desplegar una batería del Thaad en Surcorea, lo que provocó fuertes protestas de los gobiernos de Corea del Norte, China y Rusia.
La llegada de estos medios tuvo lugar después que las fuerzas armadas de la RPDC lanzaron cuatro misiles balísticos de alcance medio, sin cargas explosivas, que cayeron en las proximidades de la costa occidental nipona.
Pero a esta compleja situación se unió el reciente envío de dos bombarderos estratégicos B-1B Lancer desde la base de Andersen, Isla Guam, hacia Corea del Sur, donde realizaron prácticas de bombardeo en el polígono de Pilsung.
Además, el 16 de mayo pasado partió del puerto japonés de Yokosuka el portaaviones norteamericano Ronald Reagan (CVN-76), acompañado por cinco buques escoltas, y su accionar se sumó a la presencia en la región de su similar el USS Carl Vinson (CVN-70).
El CVN-76 inició el 8 de julio un ejercicio con las fuerzas navales de Australia, maniobra que según expertos está en estrecha relación con la situación en la península Coreana.
Estados Unidos tiene desplegados 28 mil 500 efectivos militares en Surcorea y 50 mil en Japón, aunque anualmente se trasladan a la región grandes agrupaciones aeronavales y terrestres para realizar entrenamientos conjuntos.
Estas y otras actividades bélicas ratifican las intenciones norteamericanas de fortalecer la presencia en la región, e impulsar así la llamada política del pivote asiático (Asia pivot) promulgada por el expresidente Barack Obama en 2011 y rechazada por autoridades chinas y norcoreanas como un intento de Washington por imponer su hegemonía en la zona.
Estados Unidos prevé tener en el año 2020 en el océano Pacífico el 60 por ciento de sus fuerzas navales, 10 por ciento más que las unidades que están ahora en el área, a un costo multimillonario que la Casa Blanca está dispuesta sacar de los bolsillos de los contribuyentes para lograr sus objetivos estratégicos.(Tomado de Semanario Orbe)
ga/rgh
Según las autoridades norcoreanas, su prueba no afectó a ningún territorio vecino y forma parte de su derecho legítimo de autodefensa en correspondencia con el alza de la agresividad de Washington.
En ese contexto, las fuerzas armadas estadounidenses desplegaron en el teatro de operaciones el Sistema de Cohetes Tácticos superficie-superficie de largo alcance del Ejército norteamericano, conocido por las siglas ATACMS junto al surcoreano HyunmooMissile II.
Pocos días después, el 11 de julio, el Pentágono realizó una prueba -que calificó de exitosa- con el sistema de Defensa Anticoheteril de Gran Altura (Thaad) en el océano Pacífico, en medio de la tensa situación en la zona.
El entrenamiento simuló la respuesta a un 'ataque' de un cohete balístico norcoreano, misión que cumplió la Oncena Brigada de Artillería Antiaérea, con sede en Kodiak, estado de Alaska, que detectó y destruyó con un misil interceptor a un proyectil-señuelo lanzado desde un avión al norte de Hawai.
A principios de marzo de este año, Estados Unidos comenzó a desplegar una batería del Thaad en Surcorea, lo que provocó fuertes protestas de los gobiernos de Corea del Norte, China y Rusia.
La llegada de estos medios tuvo lugar después que las fuerzas armadas de la RPDC lanzaron cuatro misiles balísticos de alcance medio, sin cargas explosivas, que cayeron en las proximidades de la costa occidental nipona.
Pero a esta compleja situación se unió el reciente envío de dos bombarderos estratégicos B-1B Lancer desde la base de Andersen, Isla Guam, hacia Corea del Sur, donde realizaron prácticas de bombardeo en el polígono de Pilsung.
Además, el 16 de mayo pasado partió del puerto japonés de Yokosuka el portaaviones norteamericano Ronald Reagan (CVN-76), acompañado por cinco buques escoltas, y su accionar se sumó a la presencia en la región de su similar el USS Carl Vinson (CVN-70).
El CVN-76 inició el 8 de julio un ejercicio con las fuerzas navales de Australia, maniobra que según expertos está en estrecha relación con la situación en la península Coreana.
Estados Unidos tiene desplegados 28 mil 500 efectivos militares en Surcorea y 50 mil en Japón, aunque anualmente se trasladan a la región grandes agrupaciones aeronavales y terrestres para realizar entrenamientos conjuntos.
Estas y otras actividades bélicas ratifican las intenciones norteamericanas de fortalecer la presencia en la región, e impulsar así la llamada política del pivote asiático (Asia pivot) promulgada por el expresidente Barack Obama en 2011 y rechazada por autoridades chinas y norcoreanas como un intento de Washington por imponer su hegemonía en la zona.
Estados Unidos prevé tener en el año 2020 en el océano Pacífico el 60 por ciento de sus fuerzas navales, 10 por ciento más que las unidades que están ahora en el área, a un costo multimillonario que la Casa Blanca está dispuesta sacar de los bolsillos de los contribuyentes para lograr sus objetivos estratégicos.(Tomado de Semanario Orbe)
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(Tomado de Prensa Latina)