The New York Times | Los explosivos en Afganistán cobran cada vez más vidas de menores | Por MUJIB MASHAL 10 febrero 2017


Un niño herido en un bombazo suicida el año pasado en Kabul. Las Naciones Unidas reportaron el lunes un incremento del 65 por ciento en el número de niños muertos o mutilados en Afganistán por restos de explosivos en 2016. CreditAdam Ferguson para The New York Times

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KABUL, Afganistán — Algunos meses después de que disminuyó la intensa lucha entre el gobierno afgano y el talibán en las afueras de Kunduz, la familia de Hajji Habib Rahmani decidió llevar a cabo una boda que había sido pospuesta.
En medio de las celebraciones, Abdul Basit, uno de los niños que jugaba en la parte trasera de la casa, recogió un proyectil sin explotar. Estalló. Basit, de 14 años, y su hermano Haroon, de 8, murieron, y otros doce niños de entre 7 y 15 años resultaron heridos.
El proyectil fue “disparado desde un helicóptero durante el combate, pero no explotó”, explicó Rahmani, un tío de los dos hermanos.
El lunes, la misión de las Naciones Unidas en Afganistán informó que 2016 había sido otro año récord en cuanto a bajas civiles en el país, y expresó preocupación sobre todo por el brinco del 65 por ciento en el número de niños que murieron o resultaron heridos debido a los residuos explosivos, conforme los enfrentamientos se dispersan por áreas civiles densamente pobladas.
El informe que emitió la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán, Unama por su sigla en inglés, afirma que las bajas civiles totales han seguido aumentando de manera constante durante los últimos años. En 2016, 3498 civiles murieron y otros 7920 resultaron heridos, un aumento del tres por ciento en comparación con el año anterior, sostenía el reporte.
“Me causa profunda tristeza informar otro año más de aumento en las bajas civiles, otra vez la cifra de cantidad de muertes civiles más alta de todos los tiempos”, dijo Tadamichi Yamamoto, representante especial de las Naciones Unidas en Afganistán y director de Unama, en la conferencia de prensa el lunes en Kabul, la capital afgana. “La matanza y la mutilación de los civiles afganos son terriblemente desgarradoras y prevenibles en gran medida”.

“Me causa profunda tristeza informar otro año más de aumento en las bajas civiles, otra vez la cifra de cantidad de muertes civiles más alta de todos los tiempos”.
TADAMICHI YAMAMOTO, REPRESENTANTE ESPECIAL DE LAS NACIONES UNIDAS EN AFGANISTÁN

De acuerdo con este informe, Unama documentó “números récord de las muertes de civiles debido a enfrentamientos en tierra, ataques suicidas y complejos, y restos explosivos de la guerra” en 2016. El reporte también explicó que las muertes causadas por operaciones aéreas fueron las más altas desde que la misión de la ONU comenzó a hacer cuentas de los ataques sistemáticos, en 2009, y que las bajas se han duplicado en comparación con 2015.
Afganistán sigue teniendo que retirar lo que queda de cientos de miles de minas con décadas de antigüedad y remanentes explosivos que datan de la guerra de 1979-89 con la Unión Soviética y la lucha de facciones que le siguió; al mismo tiempo, los explosivos más nuevos acaban con vidas diariamente.
Mientras el conflicto está restringiendo los movimientos del personal de desminado, los civiles están siendo asesinados y mutilados por las bombas caseras al lado del camino plantadas por los insurgentes, así como la artillería sin explotar que dejaron las fuerzas de la coalición alrededor de las bases que abandonaron.

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Un entierro en Kabul de julio. La misión en Afganistán de las Naciones Unidas reportó que 2016 fue otro año récord en cuanto a bajas civiles en el país. CreditAdam Ferguson para The New York Times

Actualmente, más niños están muriendo después de que las batallas terminan en sus vecindarios, ya que ninguno de los combatientes se toma la molestia de retirar los restos de explosivos, como lo señalan las convenciones internacionales.
Cerca del 61 por ciento de las muertes civiles se atribuyen a los que Unama llama “elementos antigobierno”, principalmente el talibán. Las muertes civiles causadas por partidarios locales del Estado Islámico también aumentaron diez veces en comparación con 2015 y, en 2016, el Estado Islámico se adjudicó 899 muertes.
Según el reporte, la fuerzas a favor del gobierno causaron el 24 por ciento de las bajas civiles, un número significativamente mayor que en el 2015.
La misión de las Naciones Unidas se preocupó sobre todo por el aumento general del 24 por ciento en las muertes que involucraban niños, en comparación con 2015, mientras que en 2016 se presentaron 3512 de estos episodios, los cuales ocasionaron 923 muertes y dejaron 2589 heridos. Más de la mitad de las muertes infantiles ocurrieron durante combates en tierra.
Afganistán ha llevado a cabo con éxito uno de los esfuerzos más grandes de desminado durante varias décadas: ha retirado cerca de dos millones de artefactos de material explosivo, más de 700.000 minas antipersonales y más de 29.000 minas antitanques, de acuerdo con el Servicio de Actividades Relativas a las Minas de la ONU. Los esfuerzos han generado una reducción del 65 por ciento en las muertes causadas por minas y restos de explosivos en 2001.
Sin embargo, en años recientes, conforme la coalición internacional liderada por Estados Unidos cierra sus bases en anticipación a su retirada del país, se han reportado más muertes debido a artillería que explota en áreas usadas como campos de tiro y que después fueron abandonadas por las fuerzas de la coalición.
De 2009 a 2015, las Naciones Unidas registraron 138 muertes derivadas de accidentes con restos explosivos dentro o alrededor de las instalaciones empleadas por la coalición internacional, y que el 75 por ciento de las víctimas fueron niños.
En 2014 se introdujo una operación de desminado que busca comenzar a librarse de los explosivos para despejar decenas de estos sitios.
Las Naciones Unidas declararon que la mayoría de las muertes del año en las que hubo niños afectados por artillería sin explotar fueron causadas por dispositivos explosivos nuevos, que quedaron después de los combates más recientes.
“Mi equipo rastrea la ubicación de cada una de las detonaciones y la tendencia que documentamos fue una correlación directa entre las muertes por artillería que explotó y áreas donde ocurrió el combate terrestre más denso”, explicó Danielle Bell, director de la Unidad de Derechos Humanos en Unama. “La mayoría de las bajas fueron ocasionadas por artillería del conflicto actual que no explotó”.
Las Naciones Unidas urgen al gobierno afgano a cumplir con las normas internacionales que exigen limpiar el área de explosivos después de un combate.


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