Amigo íntimo de la Jefa de Estado, quizás uno de los más cercanos que ha logrado permanecer al interior de La Moneda durante estos cuatro años. Relación que podría dar respuesta a la persistente incógnita en la Nueva Mayoría: ¿por qué Eyzaguirre siempre resiste? No importó su cuestionada conducción en el conflicto docente y la tramitación de la gratuidad, cuando era la cabeza del Mineduc; tampoco causaron gran efecto las constantes críticas a su trato con las bancadas oficialistas, hechos que podrían haber significado su salida. La clave: que nunca contradice a la Mandataria.
Tras una verdadera teleserie, que inundó chats de WhatsApp, trascendidos en Twitter y un ir y venir constante de reuniones en La Moneda, finalmente se oficializó la renuncia del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, el subsecretario de la misma cartera, Alejandro Micco, y el titular de Economía, Luis Felipe Céspedes.
Las autoridades que dejaron La Moneda tras el choque entre la Presidenta Michelle Bachelet y Valdés por el proyecto minero Dominga y el temor de que, en el caso de aprobarlo, este se convirtiera en un Caval 2, serán reemplazadas por el ex ministro Jorge Rodríguez Grossi en Economía, Gabriel de la Fuente en la Segpres y Nicolás Eyzaguirre, que en un nuevo cambio ministerial se desplaza hasta su zona de confort, el Ministerio de Hacienda.
De esta forma, al ex ministro de Hacienda de Ricardo Lagos, de Educación y Secretario General de la Presidencia del segundo mandato de Bachelet, no le entran balas, logrando sobrevivir a un nuevo terremoto ministerial, a pocos meses de que finalice el actual Gobierno de la Presidenta Bachelet. Esto, a pesar de la lluvia de críticas en su contra, que provienen directamente desde la Nueva Mayoría, principalmente por su falta de tacto, cercanía o capacidad de manejar grupos, equipos “y proyectos, sobre todo proyectos”. “Él es un hombre de hechos, no de negociación”, indican desde el oficialismo, espacio en el que reconocen la cercanía y amistad entre Eyzaguirre y la Mandataria.
La torpeza en Educación
La carrera de Eyzaguirre está marcada por su trabajo en el Ministerio de Hacienda, durante el Gobierno de Ricardo Lagos, y la imposición de la regla fiscal de superávit estructural, política conservadora y austera que pretende seguir en este nuevo periodo. “Hay que asegurarles a los mercados que las finanzas públicas dan garantías”, indicó tras el cambio de gabinete.
Sus cercanos lo reconocen como un hombre del sector público, de Estado. “Solo duró un año en Canal 13”, pero en el mundo empresarial no ven con malos ojos el anuncio de una política económica “austera”, que mantendría la senda “sembrada por el ministros Valdés”, según el nuevo titular de Hacienda.
Pero la experiencia política de Eyzaguirre ha tenido diversos tropiezos o volteretas. El hecho de que llamara “mi gordi” a la Presidenta Michelle Bachelet, en plena campaña presidencial en el año 2005, le quitó la posibilidad de ser su ministro de Hacienda, una anécdota que hoy saca risas, pero que en medio de un proceso electoral, para escoger a la primera Presidenta de Chile, causó más de algún trago amargo.
En el segundo periodo de Michelle Bachelet arribó al gabinete de la mano de un ministerio clave, tras las movilizaciones estudiantiles de 2011: el Mineduc.
La idea era que el ministro de gafas rojas se hiciera cargo de un proceso de profundas reformas al sistema educativo en tres niveles: el fortalecimiento de la Educación Pública, una nueva Ley de Carrera Docente y la reforma al sistema de Educación Superior, camino que se quedó a medias.
Tras un tormentoso proceso de creación del proyecto de Ley de Nueva Carrera Docente, que incluyó intensas movilizaciones, que se desarrollaron en el primer año del Gobierno de Bachelet, a mediados de 2015 el ministro Eyzaguirre dejó el Mineduc en manos de Adriana Delpiano, una reconocida especialista en educación del PIE y la Fundación Educación 2020. Muchos se preguntaron, al interior de la Nueva Mayoría, por qué la Mandataria escogió a Eyzaguirre para dicha cartera, la razón –aseguran cercanos al Gobierno–, es que la Presidenta Michelle Bachelet necesitaba ojos atentos en materia económica, sinceridad a la hora de ver la viabilidad de los proyectos. “Su estrategia era tener a alguien de su entera confianza (...). La razón que dio ella en privado es que lo puso en Educación porque necesitaba a alguien que le dijera la verdad respecto al presupuesto”, agrega un cercano histórico al oficialismo.
Eyzaguirre llegó hasta la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), espacio que está encargado de llevar las relaciones entre el Ejecutivo y el Congreso. En palabras simples, es quien debía mantener alineada a la bancada parlamentaria y a los senadores oficialistas y organizar la coordinación interministerial en conjunto con Hacienda. Lo parlamentario es una tarea que “difícilmente se le da de forma natural”, reconocen en el Congreso. Trabajó hasta mediados de 2016 con Jorge Burgos (DC) y el ministro Alberto Arenas (PS), quien posteriormente fue reemplazado por Valdés.
Pero también Burgos dejó atrás los pasillos de La Moneda, “todos creímos que también se iba a ir Eyzaguirre, ni siquiera en el PPD existía un respaldo transversal a su figura”, indican desde el PPD. Desde ese momento, Eyzaguirre comenzó a operar en clave de doble dupla. Al interior del gabinete se alió con el ministro Fernández. Tanto en las reuniones de ministros como con los presidentes de partidos, se les vio muy cercanos. “El respaldo del Peta fue claro”, consignaban desde la bancada oficialista.
Pero, por otra parte, mantuvo una fuerte relación con el ahora saliente ministro Valdés, quien nunca logró ingresar al círculo de hierro de la Mandataria, lo que fue pagado caro, al salir del Gobierno por “una rencilla personal con la Presidenta”, indica una fuente cercana La Moneda.
Recordado fue el juego político que desplegaron, a finales de 2015 –en medio de una complicada negociación por la viabilidad de la gratuidad que pendía de un hilo–. Eyzaguirre y Valdés deslizaron a la prensa la posibilidad de que el Gobierno presentara una ley corta que modificara la glosa de gratuidad, dejando fuera a tres universidades estatales. La ministra Delpiano se enteró de la idea por la prensa y la Presidenta Bachelet montó en cólera por la filtración de la sola idea de perjudicar a las universidades del Estado. “Es algo que a Nicolás perfectamente se lo podía aceptar, pero Valdés no tenía el mismo rol”, aseguran cercanos a La Moneda.
Segpres sin tacto
“A mí me parecía raro un Eyzaguirre en el Mineduc, o en la Segpres, porque ahí se necesita mucho vínculo con los parlamentarios, mucha capacidad de diálogo”, señala el diputado Fuad Chahin (DC). Esa ha sido la sensación transversal al interior del Congreso.
Un sello que también compartía Rodrigo Valdés, quien proviene “de su misma escuela”. “Valdés se movía en la arena política como un elefante (...) era infalible”, indican desde la bancada socialista. De esta forma se conjugó una ecuación con dos ministros con “pocas habilidades sociales”.
Eyzaguirre llegó hasta la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), espacio que está encargado de llevar las relaciones entre el Ejecutivo y el Congreso. En palabras simples, es quien debía mantener alineada a la bancada parlamentaria y a los senadores oficialistas y organizar la coordinación interministerial en conjunto con Hacienda. Lo parlamentario es una tarea que “difícilmente se le da de forma natural”, reconocen en el Congreso. Trabajó hasta mediados de 2016 con Jorge Burgos (DC) y el ministro Alberto Arenas (PS), quien posteriormente fue reemplazado por Valdés.
Según el mismo ministro Eyzaguirre, Rodrigo Valdés es una “persona que aprecia”, un “amigo del alma”, pero juntos “potencian su estilo soberbio”, recalcan desde el oficialismo en el Parlamento. Se convirtieron en el dúo dinámico que era el terror de cualquier proyecto. Cada vez que una iniciativa parecía consensuada, pasaba por el cedazo de las Comisiones de Hacienda y “se armaba un caos, un lío. Valdés hacía y deshacía, Eyzaguirre lo dejaba hacer y deshacer (...) nosotros sabíamos que llegando a Hacienda los proyectos tomarían el rumbo correcto, o al menos cercano a eso. Pasó con Educación, también en la trágica Ley de Aborto”, plantea un diputado de oposición.
Un hecho que marcó su gestión como Segpres fue la tramitación de la Ley de Aborto en Tres Causales, otro de los proyectos insignes del Gobierno de Michelle Bachelet, el que tenía que intentar salir de la forma más expedita para darle un buen cierre al segundo periodo de la Mandataria y al primer gobierno de la Nueva Mayoría.
Las tensiones internas por las tres causales del proyecto eran reconocidas. Parte de la Democracia Cristiana se resistía a la causal de violación y la jugada del senador Zaldívar en la Sala del Senado no fue una gran sorpresa, el problema fue “el mal manejo desde la Segpres, que dependía de Eyzaguirre”, afirman desde el PS.
Esto habría quedado evidenciado en el rebote que vivió el proyecto en la Cámara de Diputados. Dos diputados radicales, José Pérez y Fernando Meza, no votaron una indicación que necesitaba cuórum calificado, razón por la cual el proyecto pasó a Comisión Mixta. A pesar de que los principales dardos apuntan al rol del Partido Radical, por no “ordenar sus filas”, en La Moneda todos los dardos apuntaron al equipo de la Segpres, ya que de ellos dependía tener claridad de los votos de la Nueva Mayoría. El equipo de asesores le habría asegurado a Eyzaguirre que estaban los votos y las titulares de Salud y del Sernam lo declararon antes de la votación, una vuelta de carnero que, a pesar de que no le costó el puesto, generó tensiones internas en el oficialismo.
Amigos, siempre amigos
La cercanía de la Mandataria con Nicolás Eyzaguirre es reconocida por todos. Son amigos desde siempre y esta sería la principal razón de la permanencia del ministro en su gabinete. “Él es el íntimo de ella, su máximo hombre de confianza”, indican sus cercanos. “Él nunca le llevaría la contra a la Presidenta”, aseveran desde el oficialismo.
Un ejemplo de esta cercanía y complicidad se dio en el marco de la tramitación de la Ley de Inclusión. “Estuvieron todo el día en reunión en Cerro Castillo y hubo un diálogo entre ella y él mientras el resto miraba”, explican quienes tienen conocimiento del encuentro.
El diputado Chahin (DC) explica que “la Presidenta siempre acostumbra a tener gente de su círculo de amistad”, lo que se traduce en que “los aspectos personales priman a la hora de definir determinado cargo y todos sabemos que Nicolás Eyzaguirre tiene una cercanía personal histórica con la Presidenta Michelle Bachelet. Y ahora lo van a poner en una cartera más adecuada a su perfil”.
Tónica amistosa que se repite en la última parte de su mandato, en donde ha constituido un “gabinete de amigos” con los ministros Fernández, Paula Narváez e Eyzaguirre. Es más, quienes la conocen aseguran que jamás habría sacado a la ex ministra Javiera Blanco, si no fuera por la “presión de la prensa”. Equipo ministerial que recuerda la composición original, en donde incluyó a sus preferidos de la G90, Alberto Arenas y Rodrigo Peñailillo, además del actual presidente del PS, Álvaro Elizalde.
El problema, puntualizan desde el sector más progresista de la Nueva Mayoría, no es la mediación de la amistad en los nombramientos, sino el legado que deja la Presidenta Bachelet y la marca que instaura como Nueva Mayoría. Se teme que deje “fragmentada a la centroizquierda” y que esto afecte de una u otra forma las elecciones. “Por cierto que esto le afecta al conglomerado, porque la gente no entiende nada, es una confusión total”, indica el diputado Chahin.
Desde el Frente Amplio señalaron que “ahora vuelven los ministros de Lagos para darles tranquilidad a sus amigos, los grandes empresarios”. “Hoy llamar a la máquina económica de Lagos es mirar diecisiete años atrás. Recordemos lo que hizo ese equipo económico sobre todo en materia de educación”, indicó la candidata Beatriz Sánchez, quien agregó que el nombramiento de Jorge Rodríguez Grossi “es el vivo reflejo de la puerta giratoria”, debido a su paso por la dirección de AES Gener.
Para el analista político Andrés Cabrera, “la señal comunicacional es sugerente, porque da la impresión de que por fin los sectores progresistas estarían derrotando a los sectores restauradores que se han opuesto al programa de reformas comprometido por la Nueva Mayoría. Sin embargo, basta observar el perfil de los ministros entrantes en Hacienda y Economía para comprender que el 'golpe de timón bacheletista' no significa un cambio de rumbo en la orientación restauradora del proceso reformista. Incluso podría pensarse todo lo contrario”.
El historiador agrega que “para todos es conocido el currículo de Nicolás Eyzaguirre: emblemático asesor del FMI, el Banco Central, además de ministro de Hacienda durante el Gobierno de Ricardo Lagos. Recordemos que, con este último nombramiento, Eyzaguirre se empina como el ministro con más años ejerciendo este cargo”. Finalmente, hace hincapié en que el Ministerio de Hacienda ha sido un bastión político decisivo para la “sustentabilidad del modelo neoliberal instaurado en el país, ya que ha operado como una especie de soporte tecnocrático”.
Claves
(Tomado de EL MOSTRADOR)