Сerca de 400 personas murieron en enfrentamientos y confrontaciones militares durante la semana pasada en el país asiático, mientras otras 73.000 huyeron al vecino Bangladés.
Musulmanes de todos los confines del planeta protestan por la persecución contra los rohinyás, minoría étnica de Birmania a la que se considera una de las más oprimidas a nivel mundial. ¿Quiénes son y por qué se les persigue?
Los grandes olvidados
Los rohinyás, también conocidos como 'ruaingás' o 'rohingyas', son alrededor de un millón de personas, concentradas como grupo étnico en el norte del estado de Rakáin (antiguamente Arakán), en Birmania, cerca de la frontera con Bangladés. A diferencia del 90% de los birmanos, que profesan el budismo, los rohinyás son musulmanes.
El origen del conflicto
El conflicto entre musulmanes y budistas se remonta en Birmania a la Segunda Guerra Mundial. Con mayor precisión, a 1942, cuando los rohinyás, apoyados por los británicos, se enfrentaron a los budistas locales, respaldados por Japón. Ambos bandos han calculado las bajas causadas por aquellos enfrentamientos en miles de personas.
Transcurridos tres cuartos de siglo, los rohinyás son, desde hace años, objeto de persecución oficial en Birmania. Las autoridades del país no los reconocen como ciudadanos y los consideran inmigrantes bengalíes; los confinan en guetos y se hacen la 'vista gorda' ante las matanzas a las que son sometidos, cuando no las promueven.
De manera previsible, eso ha generado una potente insurgencia y llevado a la formación de grupos radicales musulmanes, que cada tanto atacan puestos de seguridad birmanos. Las autoridades responden con masivas contraofensivas militares, condenadas por organizaciones de derechos humanos como crueles e indiscriminadas.
La nueva escalada
La situación se volvió a agravar a finales de agosto pasado, cuando insurgentes del rebelde Ejército de Salvación Rohinyá de Arakán (ARSA) realizaron múltiples ataques contra puestos de Policía y una base militar, a lo que las fuerzas de seguridad replicaron con una nueva campaña de represión.
Como resultado, tan sólo durante la semana pasada, cerca de 400 personas murieron en enfrentamientos y confrontaciones militares, al tiempo que alrededor de 73.000 rohinyás huyeron al vecino Bangladés, según recuento presentado este domingo por Vivian Tan, portavoz regional del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y citado por Reuters.
La respuesta mundial
La violencia en Birmania ha causado una ola de indignación entre la comunidad musulmana de todo el mundo.
- En Moscú, centenares de musulmanes se reunieron frente a la Embajada de Birmania el domingo para mostrar su solidaridad con los rohinyás. En Grozny, capital de la república rusa de Chechenia, miles de personas manifestaron por idéntico motivo.
- Una manifestación en apoyo a los musulmanes rohinyás tuvo lugar ante la Embajada de Birmania en Yakarta, la capital de Indonesia, el país con mayor población musulmana del planeta. Reuters detalló que un cóctel molotov fue lanzado a la sede diplomática y causó un pequeño incendio en el segundo piso.
- En la capital de Malasia, Kuala Lumpur, también se celebraron protestas contra la persecución de los musulmanes en Birmania, al tiempo que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, la calificó de "genocidio" y pidió a la comunidad internacional tomar medidas decisivas contra el Gobierno del país asiático.
El viernes, el secretario general de la ONU, António Guterres, se mostró "profundamente preocupado" por los informes de excesos durante las operaciones de seguridad en Birmania e instó a "la moderación y la calma" para evitar una catástrofe humanitaria. "La situación actual subraya la urgencia de buscar enfoques holísticos para abordar las complejas raíces de la violencia", afirmó el portavoz de Guterres, Eri Kaneko.