PALESTINALIBRE.ORG | Estados Unidos no es la respuesta a la ocupación en Palestina | Por: Saaid Jamis Tovar 20 febrero, 2017


No hace falta discutir una solución de uno o dos Estados, sólo es necesario que Israel respete la legislación internacional

El pasado miércoles 15 de febrero se realizó el encuentro entre el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Después de su rueda de prensa hay quienes dicen que Trump se vio más “diplomático” ante su apoyo a Israel, citando declaraciones del mandatario frente a la ocupación y solución del conflicto como “Estoy muy feliz con la que le guste a las dos partes. Puedo vivir con ambas”, mientras que hay otros analistas que tienen posturas un poco más radicales, sosteniendo que “La luna de miel entre Donald Trump y Benjamín Netanyahu no va a durar”, u otros más realistas que afirman que a “Trump le da igual Palestina”.
Independientemente de lo anterior, el mundo está muy expectante a cualquier acción que pueda tomar Trump, lo que de algún modo genera mucha incertidumbre en el futuro de la población palestina. Pero lo que el mundo olvida es que la postura de los Estado Unidos siempre ha sido la misma ante la ocupación ilegal en Palestina: jugando un papel activo en su apoyo a Israel, dándole su respaldo incondicional desde hace más de 50 años.
En contadas ocasiones, Estados Unidos no ha dado su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU; esto en esencia porque los crímenes de lesa humanidad de Israel cruzaron los límites de la “normalidad” en momentos específicos de la historia, lo cual deja sin alternativa su respaldo constante desde 1967, prefiriendo abstenerse ante el Consejo de Seguridad, como lo vimos en la reciente Resolución 2334, en la administración Obama, que rechaza la ampliación de colonias en Cisjordania.
Por eso el escenario podría parecer no muy alentador, si se cree que gran parte de la solución ante la ocupación y el apartheid en Palestina depende de la postura que pueda tomar los Estados Unidos y la Comunidad Internacional frente a las violaciones a los derechos humanos de Israel, pues está visto con más de 50 años de historia, que no va a pasar nada si de estos actores dependiera. Situación que sabe muy bien la población palestina, y por esto nació el movimiento de derechos humanos BDS en el año 2005, por una coalición y llamado de 170 organizaciones palestinas, que siguen el ejemplo exitoso de la campaña de boicot contra el apartheid sudafricano, y por eso hacen un llamado a la sociedad civil mundial para que boicoteen al Estado de Israel hasta romper con la colonización, discriminación, opresión y apartheid contra el pueblo palestino.
Uno de los líderes de la campaña BDS, el palestino Omar Barghouti, afirma que: “El movimiento BDS es por definición un movimiento no violento. Boicot, desinversiones y sanciones son estrategias no violentas por naturaleza. Todo el pueblo palestino creemos que, bajo la ley internacional, tenemos derecho a resistir una ocupación extranjera por todos los medios posibles. Esto está garantizado por la Carta de Naciones Unidas y por la legislación internacional”. Por ello hoy en día las acciones impulsadas por el BDS son el mecanismo más efectivo para presionar el respeto a los derechos de la población palestina.
No hace falta discutir una solución de uno o dos Estados, sólo es necesario que Israel respete la legislación internacional. Y es por esto que el BDS se centra en la búsqueda de: libertad de movimiento y autodeterminación mediante el fin de la ocupación, justicia con el derecho al retorno de los refugiados e igualdad de derechos de los ciudadanos palestinos que viven en Israel.
Este año se cumplen 100 años de la declaración Balfour, 70 del plan de partición de Palestina en la ONU, 50 años de ocupación por parte de Israel en Palestina y 10 años del bloqueo ilegal sobre la franja de Gaza. Por eso no hay un mejor momento para que todos los ciudadanos del mundo impulsemos el movimiento BDS. Con nuestras acciones podremos garantizar el cumplimiento de los derechos humanos. 

Articulo publicado en El Espectador de Colombia
Por: Saaid Jamis Tovar / Docente e investigador