LA HAYA, Países Bajos — El político de extrema derecha Geert Wilders no alcanzó sus objetivos en las elecciones neerlandesas del miércoles, según los primeros resultados y las encuestas de boca de urna. El partido de Wilders consiguió escaños pero no logró persuadir a una parte decisiva de los votantes para que apoyaran sus posiciones extremas como prohibir la inmigración musulmana y abandonar la Unión Europea.
Aunque que las cifras eran preliminares el jueves por la mañana, era evidente que Wilders no gozó del apoyo que él y otros habían previsto. Si los resultados se mantienen, podrían ayudar a detener el impulso de las fuerzas populistas y antimusulmanas que Wilders representa y que amenazan con fracturar a Europa.
Los participación de los votantes, que alcanzó cifras récord, recompensó sin embargo a los partidos de derecha y de centroderecha que habían cooptado partes de su mensaje de línea dura, incluyendo al primer ministro neerlandés, Mark Rutte. Algunos partidos que desafiaron al establishment desde la izquierda lograron avances significativos.
La votación en Holanda fue observada de cerca como un hito clave para medir tendencias potenciales en un año de importantes elecciones en Europa: Francia en sólo unas semanas, luego Alemania y posiblemente Italia. Muchos de los partidos neerlandeses que obtuvieron un buen desempeño favorecieron a la Unión Europea – una luz de esperanza para el bloque en un momento en que las fuerzas populistas han generado una crisis existencial y Gran Bretaña se está preparando para salir.
“Después de las elecciones estadounidenses, después del Brexit, los Países Bajos dijeron ‘no’ al populismo equivocado”, dijo Rutte, mientras hablaba con una multitud enardecida, entusiasmado porque su Partido Popular por la Libertad y la Democracia había quedado primero y perdió menos bancas de las que temían.
Alexander Pechtold, líder de los Demócratas 66, que obtuvo la mayoría de los votos entre los partidos de izquierda, también remarcó el resultado de la votación como una victoria contra un extremista populista.
“Durante esta campaña electoral, el mundo entero nos observaba”, dijo Pechtold. “Estaban mirando a Europa para ver si este continente seguiría el llamado de los populistas, pero ahora está claro que la llamada se detuvo aquí en los Países Bajos”.
Al menos en los Países Bajos, los resultados traicionaron un temor persistente de entregar las riendas del poder a la extrema derecha, aún cuando su mensaje dominaba la campaña y era probable que influyera en las políticas del nuevo gobierno.
Wilders señaló que su partido había ganado escaños, y escribió en Twitter: “Rutte no ha visto lo último de mí todavía”.
En el sistema de representación proporcional extremadamente fracturado de Países Bajos —28 partidos compitieron y es probable que 13 tengan representación en un congreso de 150 bancas— los resultados fueron, no inusualmente, un poco caóticos en general.
Aún cuando quedó primero, el partido de Rutte perdió bancas, y necesitará unir fuerzas con varios otros partidos para ejercer el poder. Prácticamente todos dijeron que no trabajarán con Wilders en una coalición, aunque sus posiciones probablemente infundirán el debate parlamentario.
La elección fue un éxito para el Partido Verde de izquierda, encabezado por Jesse Klaver, de 30 años, una figura política relativamente nueva, cuyo liderazgo consiguió como mínimo triplicar las bancas del partido, convirtiéndolo en el quinto bloque y posiblemente parte de la coalición de gobierno.