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BBC Mundo | Cómo es Nueva Caledonia, el archipiélago con playas paradisíacas que decidirá en un referéndum si independizarse de Francia | Redacción BBC Mundo 4 noviembre 2017

Centro Cultural Tjibaou, Nouméa (foto de archivo).Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionEl Centro cultural Tjibaou en Nouméa. El archipiélago de Nueva Caledonia está ubicado a unos 1.500 kilómetros al este de Australia
Mientras España atraviesa una crisis por las pretensiones independentistas de Cataluña, Francia confirmó la noticia de que en un año podría perder territorio.
Nueva Caledonia, circunscripción francesa en el océano Pacífico, celebrará un referéndum de independencia en 2018.
Pero, a diferencia del realizado el pasado 1 de octubre en Cataluña, la votación será producto de un acuerdo alcanzado con el gobierno galo.
El archipiélago, ubicado a unos 1.500 kilómetros al este de Australia, es todavía parte de las 11 regiones y colectividades habitadas que Francia mantiene fuera de Europa.
Tienen un status sui generis, que le confiere mayor autonomía que al resto de dominios.
Pero pronto, este lugar de apenas 18.575 kilómetros cuadrados podría dar el paso que le falta hacia la soberanía definitiva.
Ubicación de Nueva Caledonia
Image captionLa lengua oficial es el francés, pero también se habla kanak.
El jueves, los líderes del conjunto de islas sostuvieron nueve horas de conversaciones con ministros franceses en París, en las que acordaron celebrar el plebiscito para consumar o no la separación de ambas naciones.
Los neocaledonios tienen plazo hasta noviembre de 2018 para votar.
Si la mayoría opta por la independencia, su "patria" sería la primera en emanciparse de Francia desde Djibouti (1977) y Vanuatu (1980).
Reunión entre el gobierno francés y las autoridades de Nueva CaledoniaDerechos de autor de la imagenEPA
Image captionEl mismo presidente Macron participó en las negociaciones.
Pero ¿cómo unas islas tan pequeñas a casi 17.000 kilómetros de la capital francesa terminaron dependiendo de París?

Colonia penal

En 1774, el explorador británico James Cook llegó las islas que ahora forman Nueva Caledonia y las llamó de esa forma por el nombre latino de Escocia.
Pero Auguste Febvrier Despointes, comandante de la división naval francesa en Oceanía, tomó posesión del territorio en 1853, como forma de anticiparse a un intento similar por parte de los británicos, según la página oficial de turismo de la región.
Danza ritual en Nueva Caledonia.Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionFrancia tomó posesión del territorio en 1853.
Un año más tarde, se fundó la ciudad de Numea, que hasta ahora es la capital del archipiélago.
Napoleón III, el último emperador de Francia, decidió en 1864 que Nueva Caledonia funcionara como una colonia penal, por la enorme distancia que la separaba de Europa.
Hasta que la prisión cerró en 1897, recibió alrededor de 5.000 presos, según la página oficial del estado.
Desde entonces, los franceses aprovecharon otra ventaja de este terreno de ultramar, que a diferencia de la lejanía, sí era rentable.

Azul, verde y turquesa

A fines del siglo XIX, los colonos empezaron a extraer níquel de Nueva Caledonia.
En la década de 1960, se desató un boom de este mineral, que ayudó a "impulsar el desarrollo económico del archipiélago", según su página web.
Mina de níquel el Nueva CaledoniaDerechos de autor de la imagenAFP
Image captionEl archipiélago es rico en níquel.
La región tiene alrededor de un cuarto de los depósitos de níquel del mundo y, de acuerdo al sitio digital, esta materia prima, entre otras, aporta el 20% de su producto bruto interno.
Pero la actividad minera no opaca los atractivos paisajes de Nueva Caledonia.
La isla principal del archipiélago, Grande Terre, está rodeada por un enorme arrecife de coral.
Este arrecife forma unas impresionantes lagunas que fueron declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco en 2008.
Barrera de coral de CaledoniaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa isla principal del archipiélago, Grande Terre, está rodeada por un enorme arrecife de coral.
Estos lugares atraen cerca de 8.000 turistas al mes, según las últimas estadísticas del Fondo Monetario Internacional.
"Las deslumbrantes lagunas de Nueva Caledonia la rodean con todos los tonos de azul, verde y turquesa", dice la guía turística Lonely Planet. "La luz y el espacio simplemente deleitarán tus sentidos".
Pero aunque usted no lo crea, estas islas que se ven tan apacibles en los folletos turísticos, han sido escenario escenario de episodios violentos.

Rehenes en una cueva

Ahora, el archipiélago tiene unos 250.000 habitantes, entre kanaks (indígenas) y europeos.
Los kanaks constituyen alrededor del 45% de la población, mientras que los europeos, que en su mayoría nacieron en la isla, son alrededor de un tercio.
Christian KarembeauDerechos de autor de la imagenEPA
Image captionEl exfutbolista del Real Madrid Christian Karembeu, campeón del mundo con Francia en 1998, es originario de Nueva Caledonia.
La relación entre ambos grupos ha estado llena de conflictos.
En 1878 los kanaks, liderados por el Gran Jefe Ataï, se rebelaron contra los franceses, pero solo consiguieron provocar una mayor represión por parte de los colonos.
En la década de 1980, el creciente sentimiento independentista causó violentos disturbios y enfrentamientos entre las fuerzas francesas y los indígenas kanaks.
El conflicto alcanzó el clímax cuando los separatistas kanaks retuvieron a un grupo de gendarmes franceses como rehenes en una cueva.
La respuesta de Francia para liberar a sus oficiales causó la muerte de 19 kanaks y dos soldados.
Piscina natural de Nueva CaledoniaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionNueva Caledonia atrae miles de turistas cada año.
La reconciliación entre ambos bandos llegó en 1988, con el Acuerdo de Matignon, que proponía poner fin al gobierno directo de París y votar sobre la independencia en 1998.
Pero en 1998 no se realizó la consulta, sino que se firmó el Acuerdo de Numea.
El nuevo pacto estableció un cronograma para la transferencia gradual de responsabilidades de Francia al archipiélago, para una descolonización progresiva, y pospuso el referéndum hasta 2018 a más tardar.
Ahora ese plazo está por cumplirse y los neocaledonios deben decidir sobre su destino.

Sobre el referéndum

El primer ministro francés, Édouard Philippe, dijo que las conversaciones del jueves entre Francia y su región "dieron como resultado un acuerdo político" y que había "confianza".
Detalló que el gobierno y los políticos de Nueva Caledonia estaban de acuerdo con el tamaño del electorado, las ubicaciones para los centros de votación y la presencia de observadores electorales de la ONU.
Diálogos sobre Nueva Caledonia en París, el 2 de noviembre de 2017Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionLos ministros franceses discutieron el referéndum con los políticos de Nueva Caledonia (primer plano) en París.
Pero la redacción de la pregunta del referéndum aún no se decide.
Actualmente, Nueva Caledonia está representada en el parlamento francés por dos diputados y dos senadores.
Tiene un congreso propio que elige a un ejecutivo con poderes para decidir sobre áreas como la policía, la educación y las leyes locales.
El archipiélago reconoce como cabeza de estado al presidente de Francia y a la vez es dirigida por un "presidente de gobierno".
Desde 2015 este puesto es ocupado por Philippe Germain, miembro del partido anti independentista Caledonia Unida.
En mayo, Emmanuel Macron, el mandatario francés, dijo que Nueva Caledonia estaba luchando con altas tasas de desempleo, fracaso educativo, alcoholismo y delincuencia juvenil.
Señaló que esperaba que el territorio siguiera siendo parte de su país, ya que "allí la presencia francesa es necesaria para garantizar la paz y el desarrollo".

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The New York Times | EUROPA >> La reforma laboral francesa desata la primera gran protesta contra Macron | Por ALISSA J. RUBIN y AURELIEN BREEDEN 13 de septiembre de 2017


Una manifestación en Marsella el 12 de septiembre CreditJean-Paul Pelissier/Reuters

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PARÍS — Miles de personas salieron a las calles de Francia el martes para participar en una manifestación masiva en rechazo a las reforma laboral del país pero, hacia el final del día, parecía que el enojo estaba dirigido contra el presidente Emmanuel Macron, cuya ambición por promover cambios ha molestado a muchos franceses.
Las marchas son las primeras grandes manifestaciones durante el mandato de Macron, quien llegó al poder en mayo, y fueron una especie de barómetro sobre el sentimiento público hacia su gobierno. Su popularidad se ha desplomado desde que entró al cargo con la creación de un nuevo movimiento político que también obtuvo la mayoría en el parlamento. Sin embargo, la afluencia de manifestantes no fue tan masiva como las que se vieron en las protestas del año pasado.
En esa ocasión, las marchas multitudinarias presionaron al predecesor de Macron, François Hollande, para que dilatara el plan de revisar el complejo código del trabajo.
Los cambios al código harían más laxas las normas para las compañías pequeñas, lo cual facilitaría la contratación y el despido de empleados, y permitiría que las empresas negociaran ciertos problemas del lugar de trabajo dentro de la empresa en lugar de tener que atenerse a convenios aplicables a toda una industria.

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Los manifestantes en Lille. La Confederación General del Trabajo, CGT, fue el único de los grandes sindicatos que le pidió a sus miembros que se sumaran a las marchas. CreditPhilippe Huguen/Agence France-Presse — Getty Images

Sin embargo, el mandatario no se encontraba ni remotamente cerca de las protestas. El martes llegó al Caribe para visitar las islas francesas de San Martín y San Bartolomé tras el paso del huracán Irma la semana pasada.  Las marchas fueron una prueba para la determinación de Macron de renovar la economía francesa, así como de la capacidad de sus opositores de movilizarse en su contra. También es una oportunidad para que quienes están inconformes con el gobierno puedan expresar sus frustraciones sobre otros temas, incluyendo los recortes presupuestales, los planes para reformar el sistema de pensiones y el estilo de gobernar de Macron.
Las manifestaciones se produjeron en Lyon, Nantes, Toulouse y una decena de ciudades más, encabezadas por los sindicatos y los partidos de izquierda que dicen que los derechos de los trabajadores se reducirán con la revisión del código, conocido como el Code du Travail.
Más de 60.000 personas se manifestaron en las calles de París, según los sindicatos, quienes señalaron que la protesta había sido un éxito. La prefectura de la policía dijo que la cantidad de manifestantes rondaba los 24.000. Los organizadores dijeron que planean más acciones en las semanas venideras, empezando el 23 de septiembre, y la convocatoria podría crecer.
Pero Macron fue el principal foco de las críticas, más que cualquier cambio específico del código, con consignas como “Rey Macron, los flojos te expulsarán”, en referencia a unas declaraciones del presidente que causaron polémica al ser interpretadas como que calificaba a sus opositores de holgazanes y cínicos.

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Los policías de Nantes arrestan a un manifestante. CreditLoic Venance/Agence France-Presse — Getty Images

Aunque el mandatario no especificó a quiénes se refería —posteriormente añadió que se había dirigido a “todos aquellos que durante los últimos quince años han dicho que no debemos movilizarnos en Francia ni en Europa”—, algunos ciudadanos se sintieron agraviados, entre ellos Serge Amely, un asistente de enfermería de 50 años, quien dijo que sintió que los comentarios “no eran dignos de un líder”.
“He trabajado durante los últimos 32 años, me levanto todos los días a las 05:00 a. m. no soy ningún holgazán y mi trabajo es difícil”, dijo Amely durante la manifestación de París, donde decenas sostenían carteles con la leyenda “¡Holgazanes de todo el mundo, uníos!” o coreaban “¡Macron, el presidente de los jefes!”.
En general el ambiente en las protestas fue de calma pero hubo enfrentamientos esporádicos entre la policía y pequeños grupos de manifestantes e intercambio de gas lacrimógeno y piedras. El año pasado, las semanas de manifestaciones contra las propuestas de cambios laborales se vieron enturbiadas por la violencia.ontinue reading the main story

En la ciudad de Lyon se produjeron enfrentamientos entre la policía y los manifestantes. CreditRobert Pratta/Reuters

A los sindicatos y trabajadores se sumaron los sectores de izquierda que son partidarios de Jean-Luc Mélenchon, fundador del partido Francia Insumisa, quien declaró el martes que Macron “puede y debe retractarse”. Francia Insumisa está organizando una manifestación contra la revisión del código laboral el 23 de septiembre.
“Esta no es nuestra última postura”, dijo Mélenchon a los reporteros en una manifestación en la ciudad sureña de Marsella, de donde es parlamentario. “Estamos organizando una defensa implacable del código laboral”.
No obstante, no esperan que el gobierno ceda. Macron va a promulgar la revisión de las leyes laborales por decreto, y se espera que los cambios se implementen este septiembre.
Además, los opositores de las nuevas normas laborales han tenido una respuesta dividida. De entre los principales sindicatos franceses, solo la Confederación General del Trabajo, o CGT, que es bastante radical, hizo un llamado a sus miembros para manifestarse el martes.

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La manifestación en París. Los sindicatos y partidos de izquierda denuncian que los derechos de los trabajadores se verán seriamente afectados por las reformas. CreditThibault Camus/Associated Press

Victor Mendez, de 46 años, ingeniero ferroviario que ha sido miembro del CGT durante los últimos tres años, comentó durante el mitin en París que se oponía a que Macron creara “trabajadores desechables”.
“Es difícil conseguir trabajo, pero se ha vuelto muy fácil despedir a los empleados”, dijo.
Los líderes de los sindicatos más moderados, quienes tampoco están contentos con los cambios pero aceptaron tener conversaciones con el gobierno para que les explicaran los posibles beneficios de la reforma, no convocaron a sus miembros a manifestarse.
Muchos miembros de las bases de esos sindicatos parecen haber asistido de todas formas, como Patrice Quillet, de 52 años, representante de la industria química en el sindicato Fuerza Obrera, quien dijo que “esa reforma no tenía nada bueno”.

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